sábado, 19 de octubre de 2013

JOSE LUIS DE LEO Y SUS CUASI FRACTALES

Por WALTER P. DI SANTO Prof. Titular Estética de la Facultad de Bellas Artes. UNLP El reconocido y premiado escultor José Luis De Leo abre sus obras al espacio y a nuestras miradas, permitiéndonos entrar en la materia que ha desbastado. Hace unas décadas innovo en la técnica escultórica y genero un quiebre en la construcción de obras en madera, incluyo el uso de la moto sierra para generar texturas y profundidades diversas, produciendo piezas únicas que demarcan su firma, las vemos e inmediatamente reconocemos un DE LEO. Tensiones y espacios son dominados por el artista, construyendo los ritmos complejos, a veces son relativos a las vetas de las madera, en otras ocasiones son transversales o paralelos a sus incisiones. Marcando cuñas no caprichosas ni azarosas, sino meditadas previamente en la composición de bocetos, donde realiza direcciones, tensiones y volúmenes llenos y vacios, invitándonos a recorrer una geografía de quiebres rítmicos que construyen una perfecta armonía, que nos remiten a las formas primigenias de nuestras etnias precolombinas, recordando a las pircas, que las verticaliza, los arpones y guardas del noreste son resinificados en las esculturas. Esta muestra en la que trabajo sobre cuasi fractales nos hace recordar que apreciamos objetos geométricos cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se permite a diferentes escalas. Así José Luis provoca graduaciones sucesivas de fracturas de teselaciones hiperbólicas que consiguen una mayor expresividad, recubriendo espacios, dividiéndolos a través de elementos geométricos del espacio euclídeo y del espacio elíptico. Sin embargo, y debido a las especiales propiedades de las rectas, en el plano hiperbólico existen infinitas posibles teselas, denominamos cuasi-regulares a las teselaciones que están formadas a partir de dos tipos de polígonos regulares diferentes, de forma que en cada vértice se encuentran al menos una de cada tipo. Y así construye figuras que visualmente poseen un movimiento que invita a la vista a seguir el ritmo propuesto por las hendiduras que hacen fluir los contrastes lumínicos y generan a su vez otras propuestas espaciales, por tanto la riqueza de la obra producida es asombrosamente fascinante y siempre nos posibilita encontrar lecturas y armonías nuevas. Siguiendo la teoría de la buena curva o del destino común, el artista genera la obra descomponiendo el tronco y nuestra visión lo recompone siguiendo la teoría Gestalt, con los tres elementos, incisiones, aristas y planos que caracterizan su hacer. En esta serie de obras verticales y horizontales son denominadas por fracturas que provocan cavernas internas donde la luz vincula los espacios, que permiten el paso de nuestra mirada a otros planos. En ellas encontramos construcciones perfectamente estructuradas que demarcan su maestría.

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